Vídeo presentación
1.-Situación histórica y social de España
2.-Principios básicos del Realismo
3.-Fuentes de la lit. realista
4.-La Novela realista: Rasgos
Todo en este enlace (apuntes)
5.- Resumen del Realismo (apuntes, a partir de la pág.4)
6.- Vida de Benito Pérez Galdós (apuntes)
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-Actividades:
1.-Vida de B.P.Galdós ( individual. Ver video arriba)
2.- Comentario de texto:
Texto 1
Miau
A las cuatro de la tarde, la chiquillería de la escuela
pública de la plazuela del Limón
salió atropelladamente de clase, con algazara
de mil demonios… Entre ellos había
uno de estatura, que se apartó de
la bandada para emprender solo y calladito
el camino de su casa.
Y apenas
notado por sus compañeros aquel apartamiento que más bien
parecía huida, fueron tras él y le acosaron con burlas y cuchufletas, no del
mejor gusto. Uno le
cogía del brazo, otro le refregaba la cara con sus manos
inocentes, que eran un
dechado completo de cuantas porquerías hay en el mundo;
pero él logró desasirse
y... pies, para qué os quiero.
Entonces dos o tres de los más desvergonzados le
tiraron piedras, gritando Miau;
y toda la partida repitió con infernal
zipizape: Miau, Miau.
El pobre chico de este modo burlado se llamaba Luisito
Cadalso, y era bastante
mezquino de talla, corto de alientos, descolorido, como
de ocho años, quizá
de diez, tan tímido que esquivaba la amistad de sus
compañeros, temeroso
de las bromas de algunos, y sintiéndose sin bríos para
devolverlas. Siempre
fue el menos arrojado en las travesuras, el más soso y torpe
en los juegos,
y el más formalito en clase, aunque uno de los menos
aventajados,
quizás porque su propio encogimiento le impidiera decir bien lo
que sabía o
disimular lo que ignoraba. Al doblar la esquina de las Comendadoras
de Santiago
para ir a su casa, que estaba en la calle de Quiñones, frente a la
Cárcel
de Mujeres, uniósele uno de sus condiscípulos, muy cargado de libros,
la
pizarra a la espalda, el pantalón hecho una pura rodillera, el calzado
con
tragaluces, boina azul en la pelona, y el hocico muy parecido al de un ratón.
Llamaban al tal Silvestre Murillo, y era el chico más aplicado de la escuela
y
el amigo mejor que Cadalso tenía en ella…La futura celebridad habló
así a su
compañero:
«Mia tú, Caarso, si a mí me dieran esas chanzas, de la
galleta que les pegaba les
ponía la cara verde. Pero tú no tienes coraje. Yo
digo que no se deben poner
motes a las presonas.
¿Sabes tú quién tie la culpa?
Pues Posturitas, el de la casa de empréstamos.
Ayer fue contando que su
mamá había dicho que a tu abuela y a tus tías las
llaman las Miaus,
porque tienen la fisonomía de las caras, es a saber, como
las de los gatos.
Dijo que en el paraíso del Teatro Real les pusieron este mal
nombre, y que
siempre se sientan en el mismo sitio, y que cuando
las ven entrar, dice toda la
gente del público: 'Ahí están ya las Miaus'».
Luisito Cadalso se puso muy encarnado. La indignación, la
vergüenza y el
estupor que sentía, no le permitieron defender la ultrajada
dignidad de su familia.
«Posturitas es un ordinario y un disinificante —añadió
Silvestre—, y eso de poner
motes es de tíos. Su padre es un tío, su madre una
tía, y sus tías unas tías.
Viven de chuparle la sangre al pobre, y ¿qué te
crees?, al que no
desempresta la capa, le despluman, es a saber, que se la
venden y le
dejan que se muera de frío. Mi mamá las llama las arpidas.
¿No las has
visto tú cuando están en el balcón colgando las capas para que les
dé el aire?
Son más feas que un túmulo, y dice mi papá que con las narices que
tienen se podrían hacer las patas de una mesa y sobraba maera...
Pues también Posturitas
es un buen mico; siempre pintándola y haciendo gestos
como los clos del
Circo. Claro, como a él le han puesto mote,
quiere vengarse, encajándotelo a
ti. Lo que es a mí no me lo pone ¡contro!,
porque sabe que tengo yo mu malas
pulgas, pero mu malas... Como tú
eres así tan poquita cosa, es a saber, que no
achuchas cuando te dicen algo,
vele ahí por qué no te guarda el rispeto».
Cadalsito, deteniéndose en la puerta
de su casa, miró a su amigo con tristeza.
El otro, arreándole un fuerte codazo,
le dijo: «Yo no te llamo Miau,
¡contro!, no tengas cuidado que yo te
llame Miau»; y partió a escape hacia Montserrat.
Benito Pérez Galdós
Actividades
- Resume de manera breve y completa el
contenido del texto.
- Caracteriza a los personajes, según su
apariencia física, comportamiento y habla.
- ¿Qué recursos narrativos predominan en
el texto? Señala en qué frases o párrafos del mismo se encuentran.
- Explica todas las características del
texto que permiten incluirlo dentro del movimiento realista.
Texto 2
Juanita la Larga
Como de costumbre, jugaba al tute con la madre;
como de costumbre, hablaba con
Juanita en conversación general, y Juanita
hablaba igualmente y le oía muy atenta manifestándose finísima amiga suya y
hasta su admiradora; pero, como de costumbre también, las miradas ardientes y
los mal reprimidos suspiros de don Paco pasaban sin
ser notados y eran machacar en hierro frío, o hacían
un efecto muy contrario al que don Paco deseaba poniendo a Juanita seria y de
mal humor, turbando su franca alegría y refrenando sus expansiones amistosas.
De esta suerte, poco venturosa y triunfante para don
Paco, se pasaron algunos días y llegaron los últimos del mes de julio.
Hacía un calor insufrible. Durante el día los
pajaritos se asaban en el aire cuando no hallaban sombra en que guarecerse.
Durante la noche refrescaba bastante. En el
claro y sereno cielo resplandecían la luna y multitud
de estrellas, que, en vez de
envolverlo en un manto negro, lo teñían de azul con
luminosos rasgos de plata y refulgentes bordados de oro.
Ambas Juanas no recibían a don Paco en la sala, sino
en el patio, donde se gozaba
de mucha frescura y olía a los dompedros, que daban su
más rico olor por la noche,
a la albahaca y a la hierba Luisa, que había en no
pocos arriates y macetas, y a los jazmines y a las rosas de enredadera, que en
Andalucía llaman de pitiminí, y que
trepaban por las rejas de las ventanas, en los
cuartos del primer piso, donde
dormían Juanita y su madre.
En aquel sitio, tan encantador como modesto, era
recibido don Paco. Todavía allí,
la luz de un bruñido velón de Lucena, de refulgente
azófar, se jugaba al tute en una
mesilla portátil, pero no con la persistencia que bajo
techado. Otras distracciones,
casi siempre gastronómicas, suplían la falta de juego.
Juana, que era tan industriosa,
solía hacer helado en una pequeña cantimplora que
tenía; pero con más frecuencia
se entretenían comiendo ora piñones, ora almendras y
garbanzos tostados, ora flores
de maíz, que Juanita tenía la habilidad de hacer
saltar muy bien en la sartén, y ora altramuces y, a veces, hasta palmitos
cuando los arrieros los traían de la provincia
de Málaga, porque en la de Córdoba no se crían.
Juan Valera
1.Resume brevemente el texto.
2.¿Qué pretende don Paco?¿Cómo actúa Juanita?
3.¿Dónde y cuándo trascurre la acción?
4.¿Qué elementos del realismo podemos señalar en el siguiente fragmento?
5.Señala dos figuras retóricas o recursos literarios presentes en el texto.
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